SENDEROS CANARIOS: POR LAS MONTAÑAS DE ARGUINEGUÍN, GRAN CANARIA

Impresionantes y bellos paisajes

Cada año en el aniversario de nuestro matrimonio, seleccionamos un lugar, que nos proporcione un contacto directo con la naturaleza, para celebrarlo; ya que es algo que disfrutamos mucho.

Nuestro amigo Jayler nos invitó una semana a su casa coincidiendo con su cumpleaños y días después, con el 43 aniversario de nuestro matrimonio, aceptamos y nos fuimos a Arguineguín, Gran Canaria, que es la isla que está enfrente a la nuestra, Tenerife.

El municipio de Mogán, situado en la costa suroeste de la isla de Gran Canaria es eminentemente turístico; por lo que las visitas más frecuentes son a sus playas desplegadas por toda su costa.

Está configurado como seis urbanizaciones turísticas que son: Arguineguín-Patalavaca, Anfi del Mar, Puerto Rico-Amadores, Tauro-Playa del Cura, Taurito y Playa de Mogán.

Playa y Puertito de Aguineguín.

Playa de Patalavaca

Playa de Anfi del Mar

En todas ellas destacan las instalaciones hoteleras y restaurantes que bordean con avenidas y paseos cada una de las playas.

Hoteles en Arguineguín:

http://www.hoteles.net/hoteles-en-patalavaca-arguineguin-ES_19_43_997.html

Para el día del aniversario de boda (43) planificamos hacer un recorrido por el área montañosa que recorre Arguineguín, Patalavaca, Anfi del Mar y Puerto Rico; todas, localidades del municipio de Mogán.

La zona montañosa ofrece al visitante una serie de caminos rurales de exuberante belleza.

Muchos turistas optan por esta modalidad alternándola con las horas de recreación y disfrute en las playas; las que abundan por toda la costa.

Estos caminos nos permite contemplar lindas vistas de los pueblos, de los barrancos y del mar y centros turísticos que se encuentran en el lugar.

Los inmensos barrancos dibujan un bonito relieve de apreciable riqueza natural y hacen que podamos observar y disfrutar atónitos, de impresionantes y singulares paisajes. Observen como las carreteras atraviesan las montañas.

Por estas rutas pudimos apreciar una rica muestra de la flora canaria, de la zona basal, con formaciones adaptadas a la aridez, destacándose el tabaibal-cardonal, con grandes ejemplares, hasta de 2 metros de altura. Esta comunidad vegetal está adaptada a ambientes áridos y soleados.

Se destacan la tabaiba dulce (Euphorbia balsamifera) Pueden llegar hasta 3 metros de altura, planta de tallo suculento y grisáceo y de hojas arrosetadas en los extremos de los tallos

También hay por allí muchos ejemplares del cardón (Euphorbia canariensis) es un arbusto cactiforme que puede alcanzar los 3 metros de altura, con tallos cuadrados o pentagonales con espinas pareadas en las aristas, de flores verde rojizas y fruto en forma de cápsula de color rojo o marrón.

Otras plantas que encontramos fueron: incienso, cáctus, bejeques, tuneras, etc...

Se estila por aquí que los senderistas hagan figuras y laberintos con las piedras del camino, a las orillas de la ruta.

Hicimos fotos y vídeos durante toda la travesía que duró alrededor de 6 a 7 horas.

Nos llamó la atención una finca en la que nos sorprendió la gran cantidad de cabras pastando cerca del camino.

Y los túneles que atraviesan las montañas conectando los diferentes poblados.

Seguimos caminando y nos apartamos un poco del camino para resguardarnos del fuerte viento que comenzó a soplar a las 17 horas y así tranquilos poder hacer un alto y merendar.

Seguimos ascendiendo hasta llegar al final a la cruz que se encuentra en una montaña frente al poblado de Patalavaca y allí nos hicimos unas fotos.

Tomamos algunas vistas de Patalavaca y de Anfi del Mar.

y luego bajamos hasta el poblado de Patalavaca, cruzando el barranco de Arguineguín.

Poblado de Patalavaca.

A continuación les pongo un vídeo que hice con las fotos tomadas durante todo el recorrido para que siguiendo la secuencia, aprecien el recorrido y las hermosa vistas que desde allí disfrutamos.

Terminamos el sendero muy contentos y llenos de energía, a pesar de las casi 8 horas de caminata. Cuando vives y disfrutas lo que haces en el presente y admiras la belleza que te rodea, no gastas energía, sino que entre tu y la naturaleza se realiza un intercambio energético, que hace que termines más animado que cuando comienzas a caminar. El tiempo pasa volando y no te agotan las horas de esfuerzo físico.